
En los últimos meses, todas las mañanas, a la misma hora, me encuentro con un hombrecillo que camina, jugándose la vida, por una carretera que va desde un pueblo hasta el pueblo donde yo vivo (sí que habrá de 6 a 8 kilómetros de distancia). La carretera tiene muchas curvas y a veces resulta peligrosa (sobre todo cuando hay camiones porque los carriles son muy estrechos y la visibilidad es reducida).
Hoy, como otro día más, esperaba encontrármele en la misma curva de siempre, más o menos a la hora de siempre, pero NO. Hoy no estaba allí. Me ha sorprendido... La verdad... Hoy llovía a mares, pero no creí que fuera un inconveniente para él porque en invierno, con un frio que helaba, iba el hombrecito tapado (solo se le veían los ojos) pero no faltaba a su caminata diaria...
Hoy no estaba y no me extraña porque había vuelto a casa empapado, pero se ha notado su ausencia... Su "mira, la loca del focus verde". Porque parece que ya le conozco y sólo me falta pitarle y saludarle con la mano. Ese hombre forma parte de... la carretera y, sobre todo, de la curva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario